Diez años de gira se dice fácil pero se escucha mejor
📷: Daniel García
En una noche que prometí ser memorable, Emmanuel y Mijares, dos iconos de la música latina, se unieron una vez más en el escenario del Auditorio Nacional para celebrar una década de giras, regalando a su fiel público un espectáculo inolvidable.
Desde el momento en que las luces se apagaron y la pantalla central se iluminó, la audiencia fue transportada a un mundo de emociones desenfrenadas. Con clásicos como “Bella Señora” y “Bella” , Emmanuel y Mijares dieron inicio a más de dos horas de pura energía musical, despertando la euforia de los presentes, muchos de los cuales seguramente no era la primera vez que disfrutaban del dúo.
El espectáculo continuó con un emocionante juego de turno, donde Mijares cautivó con “No se murió el amor” y una versión a capella de “Nube Azul”, seguido de un popurrí de éxitos que hicieron vibrar al público. Emmanuel, por su parte, regresó con una energía arrolladora, interpretando temas como “El rey Azul” y “Es mi mujer”, arrancando aplausos y gritos de admiración.
Pero la verdadera magia se desató cuando ambos artistas se unieron en el escenario, fusionando temas como “Corazón de Melao” y “Baño de Mujeres”, creando un ambiente de fiesta total. Con cada canción, la entrega de la audiencia crecía, demostrando la devoción que sienten por estos dos gigantes de la música.
Entre risas y agradecimientos, Emmanuel y Mijares celebraron sus diez años de giras juntos, prometiendo seguir brindando su talento al público mexicano. Con la presencia de Alexander Acha, hijo de Emmanuel, la noche se llenó de momentos emotivos y sorpresas inesperadas.
El cierre del concierto fue apoteósico, con clásicos del cancionero mexicano como “Para amarnos más” y “La vida caminaba sola”, dejando a la audiencia con ganas de más y más. Y es que, más allá de sus imponentes voces y su indiscutible talento, el éxito de Emmanuel y Mijares radica en su capacidad para conectar con el público, creando recuerdos que perdurarán por siempre.
Además del espectáculo musical, el concierto destacó por su impecable producción, con visuales impactantes, juegos de luces deslumbrantes y cambios de vestuarios que reflejaban la versatilidad y el estilo único de ambos artistas.
En definitiva, el concierto de Emmanuel y Mijares fue mucho más que una simple noche de música. Fue una gran experiencia única, llena de emoción, alegría y camaradería que quedará grabada en la memoria de todos los asistentes como una de las veladas más inolvidables en la historia del Auditorio Nacional.