Hoy se murió mi tortuga: el amor (in)condicional

Por: Jorge Rodríguez

¿Cuánto dura el amor? ¿Se puede amar para toda la vida? ¿Es verdad que las relaciones se acaban, cuando se acaba el amor? ¿O más bien, que nos obligamos a separarnos para que, poco a poco, el amor se desvanezca? Estas son algunas de las preguntas desde donde parte esta comedia romántica; hecha especialmente para los que han dejado de creer en el amor.

María y Roberto se conocen un día, a la orilla del mar. O más bien, Roberto conoce a María, mientras María conoce a otro Roberto: una tortuga. Inevitablemente, María y Roberto se enamoran, y se hacen mutuamente una promesa: amarse, no para siempre; pero sí por muchos, muchos años. Mientras que Roberto, la tortuga, viva. ¿Pero cuánto viven las tortugas? Al parecer, no lo suficiente. Hoy se murió mi tortuga es la historia de dos personas ingenuas, creyendo que pueden prometerse el amor; cuando en realidad, amar a una persona es de las incertidumbres más grandes que existen.

Por: Eduardo Reygadas
Por: Eduardo Reygadas

Valeria Fabbri ha creado un texto lúdico, hilarante y cautivador, que engloba a la perfección el trayecto que recorremos desde que nos enamoramos, y hasta que nos vemos obligados a decir adiós. La historia es divertida y fácil de seguir, pero además Valeria logra llevar al espectador a una reflexión sobre las relaciones de pareja, poco usual en este tipo de historias.
Hoy se murió mi tortuga nos habla sobre el pasado; más específicamente, sobre cómo el presente se convierte en pasado cuando las cosas dejan de estar bien. Hace un estudio sobre el vínculo amoroso entre dos personas, y sobre el punto de quiebre y las condiciones que las empujan en direcciones opuestas. Porque, aunque todos queremos estar acompañados, también queremos que esa compañía se nos otorgue a nuestro gusto, y a nuestra manera. Entonces, ¿qué condiciones le ponemos al amor?.
La dirección de Jorge Ángel está llena de aciertos. Si bien hay momentos en los que el trazo escénico parece descuidado – con movimientos embarrados, que no terminan de tener precisión – igual existen muchas escenas llenas de belleza, visual y sonora. El director deja a sus actores jugar con el texto en el espacio; se nota un disfrute desde dentro de la representación, y eso se contagia a quien la observa. En especial, la forma en la que hacen progresar el tiempo en escena, y en la que crean espacios con pocos elementos, me pareció muy ingeniosa. Quiero resaltar una escena donde ocurre una discusión al teléfono, que en mi opinión es la escena mejor lograda de toda la obra. Esa, y las escenas de la tortuga.

También quiero poner énfasis en el trabajo de diseño de vestuario, hecho por Hamed Ragoz. Más que ilustrativo, el vestuario de Hoy Se Murió mi Tortuga es interpretativo. Alude a los personajes a través del color y la textura, y esconde detalles que bien podrían pasar desapercibidos bajo la mirada casual. A esto se suma el diseño de multimedia de Fernanda Sánchez, y la musicalización de Yayo Villegas; que terminan por envolvernos en el universo lúdico de la obra. Al final del día, son sus acentos visuales y sonoros los que ayudan a que el público se termine de conmover.

Por: Eduardo Reygadas

Finalmente, en cuanto al elenco, los tres toman las cualidades simples de sus personajes y las potencian, dándoles dimensión y sustancia. Particularmente, Marco Favio Ramos construye un personaje adorable y encantador con Roberto, la tortuga, y termina ganándose el corazón del público. Por otro lado, Constanza Ballesteros y Jorge Ríos funcionan muy bien en conjunto; llenando la escena de ese glow tan característico del amor juvenil. Sin embargo, pienso que el peso emotivo del texto podría caer con más estruendo si ambos exploraran el lado menos amable de sus personajes. Porque, para ser una obra que critica la promesa del “amor eterno”, poco se pone en duda la responsabilidad que tanto María como Roberto tienen sobre el fin de su relación.

Ahora, aunque mejorable, esta obra definitivamente merece ser vista. Hoy se murió mi tortuga nos enfrenta con la verdad más dura de la vida: que todo, incluyendo el amor, ocurre mientras se camina hacia su final. Nos atrevemos a amar, sabiendo que eventualmente diremos adiós, y se volverá a repetir el ciclo. Entonces, la belleza del amor radica en su fugaz presencia. En disfrutar del sueño, hasta que sea momento de despertar. Porque en este mundo cruel, no hay dolor más intenso que sabernos despiertos.
Hoy se murió mi tortuga se presenta todos los lunes a las 8:30 pm, en el Foro Shakespeare. Funciones hasta el 31 de marzo. Boletos disponibles en taquilla y en línea.

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