Después de tres décadas y media de locura, arte y rock sin etiquetas, la banda más teatral de México se despide a lo grande este 7 de junio en el escenario más emblemático de CDMX.
Una cita con el delirio sonoro de La Castañeda
Hay conciertos y hay experiencias. Lo de La Castañeda es lo segundo: un viaje sensorial que te lleva del grito desgarrador a la lágrima discreta, de la oscuridad teatral al éxtasis rockero. Y este 7 de junio, el Auditorio Nacional será el manicomio sagrado donde la banda celebrará, a su manera, 36 años de existencia que no han pasado en vano.
¿Y por qué este show es tan especial? Porque no solo marca un antes y un después para Salvador Moreno y compañía, sino que también será el último concierto antes de que la banda entre en pausa indefinida. Nada de giras de retiro eternas: esto es un adiós real (aunque esperemos que con regreso). El plan es echar la casa por la ventana, repasar temazos, desempolvar joyitas escondidas y presentar una rola nueva que, según dicen, viene con toda la carga emocional de un año completo de trabajo.
Un ritual escénico como solo ellos saben hacerlo
Lo de La Castañeda nunca ha sido simplemente tocar canciones. Lo suyo es un concepto, un universo en el que la música, el teatro, la poesía oscura y el performance se entrelazan como si el mismísimo Dadaísmo hubiera tenido un hijo con el rock mexicano. Así que no esperes un setlist cronológico ni un concierto “de éxitos”, esto será más bien como sumergirse en un sueño raro y hermoso, de esos que te sacuden el alma.
Además, será la primera vez que la banda se presenta en solitario en el Auditorio Nacional —nada de compartir escenario, esto es 100% Castañeda—, y por lo que han dicho, se viene una producción visual brutal, con colaboraciones escénicas que han acompañado su historia. O sea, todo apunta a que este será el concierto de La Castañeda.
Y no solo para ellos. Para los fans, esta noche es una oportunidad única de gritar “Cenit” o “Transfusión” con el corazón, de recordar por qué nos volvimos cómplices de sus locuras y de agradecerles por habernos dado un rock que se atrevió a ser raro, teatral, incómodo… y absolutamente necesario.
Así que si alguna vez te estremeciste con su música, si te clavaste con sus letras o si simplemente quieres vivir algo distinto a lo que ofrecen los festivales de fórmula, este 7 de junio tienes una cita con la historia del rock mexicano.
Entradas ya disponibles. No digas que no te avisé. ¿Estás listo para sumarte al delirio?