Lacrimosa: décadas de oscuridad sublime y un regreso imperdible a CDMX

Del underground suizo al Circo Volador: la historia de una banda que convirtió la tristeza en arte escénico

Del cuarto oscuro al escenario: así nació el culto Lacrimosa

Hay quienes escriben diarios, y hay quienes —como Tilo Wolff— escriben himnos para almas rotas. Así nació Lacrimosa, en 1990, como una especie de confesionario sonoro que se colaba en los rincones más oscuros del alma humana. Con solo 18 años, Tilo armó un demo casero que, lejos de quedarse en una anécdota adolescente, se volvió el cimiento de una de las bandas más icónicas del metal gótico europeo. Más que música, era una declaración de principios.

Poco después, Anne Nurmi se sumó al proyecto, dándole una nueva dimensión con su mística voz y presencia escénica. Juntos crearon una fórmula única: poesía melancólica, teatralidad gótica, arreglos sinfónicos, atmósferas densas y una estética que parecía sacada de un cuadro prerrafaelita en tonos oscuros. Lacrimosa no solo te hace escuchar la tristeza: te hace bailar con ella.

A lo largo de más de tres décadas han experimentado con todo: desde la crudeza minimalista del Angst, hasta los matices sinfónicos de Elodia y la crítica social de Fassade. Cada disco es como abrir una carta escrita en tinta negra, con frases afiladas y melodías que se te quedan tatuadas en la piel.

Lacrimosa en CDMX: el reencuentro con su tribu gótica

El próximo 3 de junio, el Circo Volador de la Ciudad de México será el templo donde cientos de almas vestidas de negro se reúnan para un ritual sonoro que trasciende generaciones. Lacrimosa regresa a tierras mexicanas, uno de los países que más ha abrazado su propuesta desde hace años. Y no es casualidad: aquí, la oscuridad también es una forma de resistencia.

Será una noche para revivir clásicos como “Alleine zu zweit”, “Stolzes Herz” o “Durch Nacht und Flut”, pero también para escuchar en vivo su evolución musical, ese viaje entre lo íntimo y lo épico que los ha convertido en referentes mundiales.

¿No los has visto en vivo? Esta es tu oportunidad. Lacrimosa no es solo una banda: es una experiencia emocional, estética y catártica. Es gritarle al mundo desde la penumbra, pero con elegancia.

¡Compra tus boletos aquí!