Abrazo: un viaje hacia el dolor y la sanación humana.

Por: Jorge Rodríguez

Primero, un pequeño dato personal. El cartel oficial de una obra suele ser lo que me lleva a decidir si tengo ganas de verla o no. Pero en este caso, me pasó que la obra tenía aparentemente dos carteles oficiales, con estéticas e identidades visuales muy distintas. Y entonces, entré en crisis, porque en ambos casos la obra llamó mi atención, pero no tenía claro el por qué. Ahora, al salir de la Capilla habiendo terminado la función, me encuentro igualmente en crisis; esta vez, porque no sé qué acabo de ver, pero muero por verla de nuevo.

Abrazo comienza con el canto de un ave, y una mujer que le ofrece refugio para curar su ala rota. Después de que el ave es encontrada – literalmente, entre el público – la acompañamos en un viaje onírico a través de un mundo, lleno igualmente de maravillas que de peligros. Para el final de este viaje, el público habrá sido testigo de una historia sobre dolor y sanación, como muy pocas.

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📸Pili Pala

Me gustaría comenzar resaltando el trabajo en conjunto que hacen Diego Santana, Azucena Galicia y Edgar Mora; a través del diseño sonoro, de vestuario y del dispositivo escénico. Todos estos elementos hacen de Abrazo una experiencia teatral única. Y es que, a nivel visual y estético, es uno de los montajes más interesantes que he visto recientemente. Se nota su origen de laboratorio escénico en sus decisiones estilísticas; como si jugaran a transmitirnos el mismo mensaje a través de todos los lenguajes imaginables. Cada elemento que vemos en escena actúa en función de un mismo objetivo: conmover al espectador. En particular, llama la atención el uso que hacen de títeres y máscaras poco convencionales – más cercanas al teatro de objetos – las cuales nos transportan a un mundo surrealista donde no todo tiene sentido, hasta que comienza a tenerlo.

Por supuesto, la dirección de Cristian David y el trabajo actoral de Lucina Rojas verdaderamente dan vida a la propuesta de dramaturgia de Fernando Reyes Reyes, que parece ser más bien una partitura escénica que un texto dramático tradicional. Hay una interacción muy especial con el público, la cual no me gustaría spoilear, pero que demuestra la gran habilidad que este equipo posee para llevar al espectador a descubrirse dentro del escenario. Es un ejercicio donde importa más llevarte a esos lugares emotivos, que el entendimiento de la historia misma. Y, por lo tanto, es posible que quienes veamos Abrazo tengamos diferentes lecturas de lo que sucede en escena.

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📸Pili Pala

Para mí, la obra habla acerca de la pérdida. Quizás no de las etapas del duelo, pero sí del proceso psicológico que atraviesa una persona ante una situación de inmenso dolor. Por ejemplo, una mujer que pierde a su pareja, o una hija que pierde a sus padres. En cada escena, identifico imágenes muy claras que aluden a los horrores que se viven cuando alguien parte; a eso que experimentamos cuando el mundo deja de tener sentido. La obra engloba de forma magistral las diferentes vivencias del público y su relación con el dolor, el trauma y la muerte; llevándolas a escena a través de la figura de un pájaro y de los obstáculos que tiene que superar para aprender a volar de nuevo.

No voy a mentir, durante un buen lapso de la obra me preguntaba: “¿qué es esto que estoy viendo?”. Y honestamente, me sigo haciendo preguntas. Pero puedo decir que, si algo logra esta obra – como experiencia estética y como montaje – es hacerte sentir. Y a veces, eso es todo lo que una obra necesita para alimentar el alma.
Abrazo se presenta lunes y martes en el Teatro La Capilla, a las 8:00 pm. Boletos disponibles en taquilla.
abrazo

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